Ciudad del Cabo, 3 de julio de 2010, el tercer partido de los cuartos de final de la primera copa del mundo celebrada en suelo africano está a punto de celebrarse.
En el moderno y recién construido Green Point una voz se alza sobre el ensordecedor ruido de las bubucelas. No es la voz de un cualquiera, es la voz del último argentino en besar la copa del mundo, la voz de un tipo capaz de hacer los dos goles más icónicos de la historia en el mismo partido, la voz del eterno 10, la voz de Diego Armando Maradona.
Frente al rostro impasible de su homólogo alemán, Joachim Low, Maradona besa, achucha, abraza y arenga a sus jugadores con ese ya tan famoso como paradojico " Nosotros hablamos en la cancha, ellos hablaron fuera", con esta frase el pibe de oro se refería al cruce de declaraciones con distintos miembros del equipo Alemán así como la polémica posterior a su desplante a Thomas Muller durante una rueda de prensa, en la que el seleccionador argentino afirmó no conocer al atacante alemán.
Si hasta entonces no lo conocía esa tarde Muller iba a presentarse formalmente al astro argentino, solo iba a llevarle 3 minutos abrir la lata de un cabezazo y así dejarle su tarjeta de visita al mejor jugador de todos los tiempos.
Si la primera parte fue mala para la albiceleste, la segunda parte iba a ser peor. Tras unos momentos de fugaz dominio del combinado sudamericano Klose y luego Friederich vacunaron a los argentinos.
Los problemas argentinos no solo se limitaban al campo, ya que la zona técnica no iba a ser menos, el pelusa se tiró todo el partido intentando arengar a los suyos y a la grada mientras insultaba gravemente al equipo arbitral, Maradona en estado puro.
Como colofón a esa fiesta futbolística alemana y con la eliminatoria ya vista para sentencia Miroslav Klose apuntilló en el minuto 89 con su segundo gol de la tarde que suponía el 4-0 y la mayor derrota de Argentina desde el mundial del 74 celebrado casualmente en Alemania. Ese gol acabó con el sueño de los Messi, Tévez y compañía hecho añicos y con Maradona pidiendo un pasaje de vuelta a su Argentina natal o a cualquier lugar donde poder refugiarse del vendaval futbolístico de los alemanes y sobre todo de sus propias palabras.
Pero si pensaban que el show del 10 acabaría tras los 90 minutos están muy equivocados. Después del pitido final Maradona cruzó toda la cancha para consolar a sus hundidos pupilos y para recibir el cariño de su hija. Por desgracia para el barrilete cósmico los problemas no se iban a acabar con el partido, ya que mientras se dirigía a la bocana de vestuarios un hincha le espetó un " Adios Maradona" que no le sentó nada bien al astro argentino.
Esa frase, para desgracia del propio Diego, no se quedaría en algo anecdótico o puntual, si no que tendría efectos premonitorios. Esa tarde en Ciudad del Cabo, Maradona no solo decía adiós al mundial de sudáfrica, si no que también se despedía de su carrera al frente de la albiceleste y al máximo nivel futbolístico. Lo cierto es que tras estos cuartos de final al 10 le aguardaban diversas aventuras en los emiratos, programas televisivos y apariciones como embajador de la "nueva fifa" de infantino.
Efímero, intenso y volcánico y mágico son los calificativos que describen tanto a su etapa como seleccionador como a todo lo que toca el de Villa fiorito, y esque paradójicamente fue el silencioso Löw quien habló en la cancha eso sí, 4 años después en Maracaná y el astro se tuvo que conformar con hacerlo desde el golfo pérsico o en cualquiera de los programas que últimamente a protagonizado.